No entiendo qué le pasa a la ciudadanía
española. No sé qué nos adormece si lo único que nos queda por perder es la
dignidad. No me cabe en la cabeza que nos quiten el pan y nos conformemos solo
con el Circo. Y cuando digo circo me refiero al fútbol, pero también a la
telebasura, a los debates superficiales donde todo el mundo se chilla y nadie
argumenta, a las redes sociales que nos calman la conciencia con un click y nos
desinforman bombardeándonos con noticias. Me pregunto dónde va la energía que
existe y a veces se manifiesta multitudinariamente y al día siguiente se desvanece.
No acierto a comprender qué tiene que suceder para que una sociedad se ponga en
pie y levante la cabeza y de un paso adelante, tampoco cómo nos han podido
engañar tanto a tantas personas, ni qué aglutinante necesitamos si queda claro
que los detonantes no nos mueven. Qué clase de comodidad creemos mantener con
nuestro silencio aborregado si el mundo por el que han luchado para quienes
ahora doblamos la testuz ya no existe y el que viene nos lo imponen. No
entiendo nada. O soy muy lista, o soy gilipollas. No se admiten apuestas.
©María S. Martín Barranco
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